LA REFORMA

La derrota ante los Estado Unidos y los excesos de dictadura santannista habían agotado al país. La economía y el gobierno se encontraban en bancarrota. Para todos los mexicanos era evidente la necesidad de un cambio que fortaleciera a la nación. Unos proponían regresar a una época de orden y gobierno firme. A éstos se les conocía como los conservadores. Sus rivales los liberales, proponían un gobierno civil fuerte que limitara el poder de la Iglesia y evitara los abusos del ejército, que diera mayor énfasis a la educación del pueblo y a la modernización del país según el modelo norteamericano. En 1855, el cacique liberal Juan Álvarez se levantó en armas y destituyó a Santa Anna. De acuerdo con el Plan de Ayutla promulgado por él, se convocó a un congreso constituyente que consagró como ley las garantías individuales, la propiedad privada, la libertad de expresión y la autonomía municipal. En esa época se aprobaron varias leyes en contra del clero; se suprimieron los privilegios a sacerdotes y militares y se decretó la desamortiazión de los bienes de la Iglesia. La aplicación de estas medidas provocó el levantamiento de grupos conservadores en varias regiones del país. En la ciudad de México, Félix Zuloaga proclamó el Plan de Tacubaya, en el cual se desconocía la nueva Constitución, y convenció el entonces presidente Ignacio Comonfort de apoyarlo en sus demandas. Los liberales encabezados por Benito Juárez y Santos Degollado ase opusieron defendiendo la Constitución. Como resultado, estalló una sangrienta guerra de tres años durante la cual se redactaron las leyes de Reforma. Derrotados al principio, los liberales lograron cambiar el curso de la contienda en la batalla de Silao. Los conservadores se dispersaron en guerrillas mientras abogaban por la intervención de una potencia europea.